- Acepta que son un sentimiento normal, y que en su forma más benigna hablan de amor y necesidad de pertenencia o de cercanía de una persona. Pero también reconoce que pueden estar hablando desde la inseguridad o la baja autoestima.
- No permitas que se apoderen de ti hasta envenenar tu alma.
- Disfruta la compañía de la(s) persona(s) que amas y que te aman, vive el presente y no te la pases pensando en lo que harán, dirán o con quién estarán cuando no estén contigo.
- Honra lo de bueno y positivo que tiene tu relación.
- No matarás (por celos).
- No fornicarás (para dar celos, por celos o por despecho).
- Recuerda siempre que el único amor que te pertenece es el que puedes sentir, ofrecer y entregar. El que esperas que te den los demás es algo que está fuera de tu control: la gente se muere, se va del país, conoce a otra persona, cambia de opinión, se vuelve loca... Entonces apuéstate con todo a tu amor y no al de los demás.
- Jamás hables mal (aunque sea verdad) de aquella persona de quien tienes celos delante de aquella persona a quien celas. Puede ser lo más contraproducente que hay.
- Abre el corazón. Suelta. Deja ir a quien no se quiere quedar. El dolor, si lo hay, algún día se irá y comprenderás que todo pasa por algo.
- En caso de celotipia extrema, repite (reza o canta) esta pequeña coplita del Carnaval de Guaranda, que suele ayudar a que el alma se ponga en su sitio en relación con los afectos y las pulsiones:
cualquiera me privará
la gloria de estarte viendo
pero de estarte queriendo
solo la muerte podrá