Como muchas otras cosas, se aprende a golpes, cuando ya te han reclamado en (o mandado de) el trabajo, cuando has partido en dos la armonía de tu familia, cuando has humillado en público a tus hijos, te has peleado por un comentario con tu mejor amigo, y lo más triste: cuando has mostrado a medio mundo tu corazón anhelante o lastimado, convirtiéndote así en un hazmerreír mundial. Y cuando un tipo que no es precisamente Zuckemberg (es más, puede ser simplemente una máquina) sabe qué venderte, qué comprarte, cómo manipularte en las elecciones y cómo aprovechar las fluctuaciones de tu ánimo para que las empresas-lagarto se forren más y más de plata y sigan exprimiéndote como una naranja. Entonces urge diseñar estrategias para salir del juego perverso. Pero también es obvio que la interacción humana y social de nuestro tiempo no puede realizarse fuera de las redes sociales. Entonces, pensando, se puede proponer lo siguiente:
1. Fíjate un objetivo: ¿para qué vas a utilizar las RRSS? Evita que sea para ligar, seducir, presionar, victimizarte, hacerte ver o cualquier otra cosa de importancia personal que finalmente puede volverse en tu contra. Es mejor cuando el objetivo es práctico: difundir tu trabajo, vender tus libros, promocionar tu negocio, defender causas, hacer política (aunque este último es medio riesgoso), aunque sea hacer proselitismo religioso.
2. No pretendas cambiar el modo de pensar ajeno. Eso no se logra nunca a través de una red social.
3. ¿Realmente merece la pena meterse en esa discusión?
4. Evita por sobre todas las cosas la agresividad, ya sea directa, en forma de sarcasmo o la agresividad pasiva.
5. Como en la vida real: posees lo que callas y lo que dices ya no te pertenece.
6. Si quieres participar en temas polémicos asume que podrás maltratar y recibir maltrato, por lo menos verbal.
7. Si ya determinaste tu objetivo, no te distraigas. Trabaja para eso.
8. Evita ponerte a conversar sobre tus cosas privadas en los hilos de comentarios. Utiliza el Messenger para tus asuntos personales.
9. Mide tu tiempo en redes. Dos horas al día ya es demasiado.
10. Si quieres cambiar el mundo, apaga tus dispositivos y sal... al mundo.